Sencilla, directa y emocionante.
Se lee con las emociones a flor de piel.
Subtitulado: La historia inolvidable de una niña que crece entre dos culturas.
Tras la muerte de su padre, Kim Chank deja Honk Kong con once años para trasladarse junto a su madre a Nueva York. Ahí tendrá que integrarse a una lengua y cultura nuevas, donde sus expectativas chocan frontalmente con la realidad.
Al iniciar la escuela en esta ciudad tan apasionante como hostil, le cuesta mucho seguir las clases porque apenas conoce el idioma. Acostumbrada a ser una brillante estudiante, empieza a faltar al colegio.
Por si fuera poco, el piso donde les ha tocado vivir es un lugar insalubre lleno de cucarachas y sin calefacción, y por las tardes tiene que trabajar en el mismo taller de confección que su madre, donde sus tíos las explotan sin miramientos. En la fábrica conoce a Matt, un chico que no tardará en convertirse en un fiel amigo y por quien sentirá un creciente amor, que tendrá que ocultar.
En medio de dos mundos que no se tocan, Kim aprenderá a saltar de un lado al otro del abismo para poder sobrevivir y evitar así el duro destino que les ha tocado vivir a ella y a su madre.
Jean Kwok
Al igual que la protagonista de su novela, Jean Kwok llegó a Nueva York siendo una niña, sin saber una sola palabra de inglés. Como la familia había gastado todo su dinero en el viaje, se tuvieron que poner a trabajar en los sórdidos talleres de confección de Chinatown, que están magistralmente descritos en esta novela. Sin embargo, gracias a sus excelentes resultados escolares, Jean Kwok pudo ingresar en la universidad de Harvard. Durante años, siguió compaginando sus estudios con diversos trabajos, desde lavaplatos a profesora de inglés para inmigrantes asiáticos. Por razones sentimentales, la autora se trasladó a Holanda donde empezó a trabajar como traductora en la universidad de Leiden. En la actualidad, vive en Holanda con su marido y sus dos hijos y se dedica en exclusiva a la creación literaria.
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