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23 marzo, 2016

Nadie debería irse a dormir - Álvaro Abad






UN CADÁVER EN LOS VIÑEDOS DE LA RIOJA

Una mañana, el cuerpo de Norberto Obanos, un importante bodeguero de La Rioja, aparece sin vida en su lujoso despacho. Antes de morir Obanos hizo una llamada y dejó en el contestador un mensaje: «Medusa». Todo apunta a un suicidio; sin embargo, es la tercera persona que muere en circunstancias parecidas.

UN POLICÍA RETIRADO

Para llevar a cabo la investigación, el jefe de policía de la zona llama a Trejo, un policía prejubilado. Trejo sale de su retiro por dos llamadas: la de la policía y la de su hija Irina, con quien mantiene una relación ambivalente y distante. Trejo vive solo, nada se sabe de su ex mujer, pero su ausencia pesa entre los dos. Irina lleva una vida itinerante, vinculada a grupos de izquierda.

Con su habilidad e intuición, Trejo descubre que las coincidencias entre las víctimas van más allá del modo en que murieron. Trejo descubre que los tres tuvieron algún tipo de conexión con el Estado... y que detrás de todo ello se lee la firma de un tal «Lobo», que opera desde el pasado y el rencor.

Y UNA CADENA DE ASESINATOS QUE COMPARTEN UN CÓDIGO SECRETO: MEDUSA

En Nadie debería irse a dormir, el lector baja a las alcantarillas del poder para retratar las zonas de sombra, aquellas donde se firman pactos secretos y se reparten privilegios en virtud de una idea de estabilidad que atenta contra la de justicia. Por otro lado, en el caso de los crímenes de bodegueros riojanos se habla de una mezcla de corrupción política y económica con las mafias internacionales sobre un escenario de lo más reconocible: los viñedos de La Rioja, uno de los estandartes turísticos, financieros y culturales de este país.



Álvaro Abad


Es la primera novela de Álvaro Abad, pseudónimo de Gonzalo Torné (Barcelona 1976). Ha publicado dos novelas: Hilos de sangre (2010); Premio Jaén de Novela y Lo inhóspito (2007); un relato: Las parejas de los demás (2012) y un ensayo literario, Tres maestros (2012). Ha traducido y editado a John Ashbery, Samuel Johnson y William Wordesworth. Desde abril del 2012 es director adjunto del Invisible College.

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