Es muy difícil imaginar qué tipo de intelecto humano, enfermo sádico y deformado, puede disfrutar de esta práctica psicópata.
Pero
esta también va para las corridas de todos , no puedo entender como
ver sufrir a un animal como matar a un animal puede considerarse arte
y cultura ,como alguien puede disfrutar viendo como matan a un animal ,y que no me venga nadie diciendo que se matan animales para comer , porque no es lo mismo , nadie aplaude ,nadie disfruta viendo matar al animal , nadie gana cifras escalofriantes esa es la principal diferencia y porque en al corridas de toros se matan animales simplemente por placer , de verdad seriamente lo digo la gente que va a ver esto , para mi tiene un serio problema , que se lo miren por que muy bien no deben de estar cuando disfrutan viendo como matan a un ser vivo ..Esta es una de las razones por las que a veces siento vergüenza por mi país …
Diríase que el martirio del “Toro de la Vega” encierra también una cierta liturgia de la superstición y de lo arcano. Tordesillas invita a recordar a Juana la loca, allí recluida durante sus últimos 35 años de vida, a su padre Fernando, a la resistencia comunera contra Flandes y Carlos V, pero todo eso, acaso interesa poco al español. En esta ocasión se trata de dar caza al Tótem ibérico para sacrificarlo con lanzas. Cual “camisas pardas” los valerosos muchachos de la aldea desafían a cualquiera que pretenda cuestionar el ancestral sacrificio. El honor del pueblo está en juego y sabrán corresponder. Un día al año los medios se congregan en Tordesillas para dar cuenta de un “oscuro festejo”. Sus habitantes se sienten relevantes: “no os queremos aquí” espetan a los periodistas, mientras saborean con un cierto orgullo sus desplantes a los reporteros.
Ya salen los lanceros a caballo evocando a las tropas de Alejandro, una exaltada infantería los escolta, las mujeres saludan y despiden a sus héroes desde las ventanas. Es la Marcha de los Voluntarios hacia un frente desconocido donde cámaras ocultas buscan no perderse el sacrificio. Hoy son ellos y no otros, los protagonistas. No es “la celebración”, sino Tordesillas lo que está en juego. No es “El Toro” sino el pueblo. Si una ley regional decretara trasladar el ancestral martirio a la vecina localidad de Medina del Campo, el estallido civil resultaría de igual proporción que suprimiendo el “Show celtibérico”. Más allá de buscar preservar el bochornoso espectáculo, el inconsciente de Tordesillas aspira a ser, a trascender, a invertir una cosmogonía que les condena a un permanente segundo plano. Para los partidarios de la matanza, prohibir ”El Toro” es negar a su pueblo, negarse a ellos mismos, someter su voluntad de “querer ser”, recluir a sus habitantes -igual que a Juana-, a la evidencia de una efímera e irrelevante existencia. El Toro muere para que Tordesillas viva. Todo un alarde.
Y yo me pregunto quien son lo animales , esto es una salvajada y lo peor de todo esto es que ellos se sienten orgullosos de esta salvajada ..NO AL TORO DE LA VEGA ..
Las corridas de toros no son arte...
El arte es un proceso de creación y construcción, que da vida, no la quita.
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